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HACIENDO FOCUSING EN PRESENCIA

 

Por Clor. María Marta Harfuch

 

 

“Cuando me vuelvo consciente de mi Ser, el Ser se vuelve consciente de sí mismo. Cuando el Ser se vuelve consciente de sí mismo, eso es Presencia. Puesto que Ser, conciencia y vida son sinónimos, podríamos decir que Presencia significa la consciencia dándose cuenta de sí misma o la vida alcanzando la auto-conciencia”

 

Del “Poder del Ahora” Ekhart Tolle.

 

Carl Rogers y E. Gendlin coinciden en el concepto de que para poder acompañar a alguien en la escucha de su experiencia, necesitamos estar presentes con determinadas actitudes: empatía, congruencia y aceptación positiva incondicional; nuestro compromiso como profesionales de la ayuda es facilitar en las personas o grupos de personas la experiencia desde donde confiamos se logra una integración, que lleva a la transformación profunda del ser humano, que le permite vivir creativamente sin ajustarse a estructuras que no le son propias.

El estado de Presencia es una experiencia de contacto profundo que sostiene el vínculo consigo mismo, con el otro y con todo lo que existe. Los que facilitamos desde el Focusing, usamos el término de Presencia para nombrar ese estado interior que habilita, desde el Amor todos los aspectos vivos en nosotros, hasta los más oscuros y amenazantes. La técnica del Focusing nos invita a estar presentes de un modo especial, recibiendo en nuestro espacio interno sensaciones corporales, emociones, sentimientos, etc. que expresan diferentes aspectos de nuestra experiencia vivida. Es un proceso que integra lo biológico, psicológico y espiritual, y nos invita a escuchar la propia sabiduría que se manifiesta en el cuerpo. Es la escucha profunda de la experiencia la que facilita el movimiento  hacia la salud y el despliegue de aspectos que desconocemos y, tal vez,  ni sospechamos que pudiesen existir. Para que se produzca un movimiento es necesario recibir amorosamente a la experiencia sentida en el cuerpo. No podemos definir qué es Presencia con una sola palabra, sin embargo, podemos reconocer ese estado una vez que lo experienciamos para poder evocarlo cuando sea necesario. La presencia tiene la cualidad de recibir lo que se muestre, ya sea un acontecimiento interno o externo, permanece inmutable frente a un universo cambiante: no se somete al tiempo, ni al espacio, ni a ningún otro acontecimiento; hace del aquí y ahora algo real y experienciable; es abierta, respetuosa, no pone condiciones ni tiene expectativas.

Presencia es estar en contacto con el Ser que habita en cada uno de nosotros, un aspecto espiritual que conecta con un poder interior trascendente, un sentido de conexión con Lo Absoluto, ”...de donde provienen valores, dirección, significado y propósito como aspectos que validan todo lo humano y cómo se expresan en el universo…” (J. B. Prado Flores).

Abraham Maslow, habla de una experiencia cumbre, que yace más allá del cuerpo y la mente, no se identifica ni se pierde en ellos y permanece inmutable frente a los cambios del universo.

Nos movemos en un mundo de convenciones, donde una representación convencional sirve a otra para explicarla. El laurel simboliza la victoria en una competencia, la paloma simboliza la paz, la Presencia, sin embargo, flexibiliza estas convenciones. Dar Presencia a nuestros aspectos heridos, lastimados, abandonados y detenidos, facilita que éstos muestren sus significados y su propia simbología individual y única, entrando en contacto con el significado sentido de lo que no podemos comprender mentalmente o resulta emocionalmente amenazante. El verdadero significado surge de un mundo implícito, donde aún no hay palabras, símbolos ni conceptos. Cuando podemos simbolizar exactamente lo que esa experiencia significó para nosotros, se produce un movimiento hacia la vida conectando e integrando todos los aspectos que nos constituyen.

“..Solamente estando presentes en el presente…” (Abraham Maslow, La Personalidad Creadora), mirando aceptantes la experiencia que se despliega en el vínculo entre el consultante y su acompañante, en contacto como un nosotros, inmersos en lo que se desprende de ambos, formando una tercera energía que tiene cualidades propias y creativas, es que podemos percibir la sutileza de los nuevos símbolos. Poder escuchar fielmente esos símbolos trae como posibilidad un significado que nos abre a lo nuevo. La Creatividad se manifiesta en este encuentro.

Alfonso López Quintás dice que la Creatividad no puede manifestarse en soledad, sino que responde a una dialéctica de un encuentro entre dos partes: entre yo y mi objeto/sujeto. Conociendo las posibilidades del otro, podemos entrar en un mundo nuevo que él llama Ámbito de Realidad. Tomando como ejemplo un piano, sólo si conocemos sus posibilidades podemos tocar sus notas de un modo que nos permite entrar a un nuevo mundo que nos transforma. Si no, el encuentro es pobre y cosificado, ya que al piano se lo rebajaría a un mero objeto: al desconectarme de él no habría aportado nada nuevo. Si aplicamos este ejemplo a la persona que tenemos frente a nosotros, comprendemos de qué modo podríamos rebajarlo de nivel, cerrando sus posibilidades y cosificándolo. Cuando estamos en Presencia, estamos abiertos a un encuentro en el que le devolvemos a la persona toda su dimensión, lo miramos como una realidad abierta, sin etiquetas, con nuevas y frescas posibilidades, y entramos en un vínculo creativo del que ambos salimos transformados.

Entrar en la experiencia puede ser un acto errante y llevarnos a confusiones si no tenemos claro el objetivo. Cuando enseñamos Focusing, enseñamos las “frases claves”  que abren la experiencia y por el contrario, las que la cierran.

Solemos caer así,  en el tremendo y paralizador: “eso no lo digas, eso no lo hagas,”  que en vez liberar la propia Creatividad, paraliza al alumno y lo bloquea dejándolo sin saber por dónde seguir. 

La necesidad de conceptualizar la realidad desde la mente inferior (sin conexión con la Presencia), siendo éste un lugar conocido y seguro, desafiamos el estado de Presencia y Creatividad,  constituimos un obstáculo para comprender la profundidad de estos conceptos. Entrenándolos, podemos entrar en el espacio interno, sentirlo vivo y recibir la sabiduría que en él se manifiesta. La mente se aquieta dando lugar a una comprensión nueva y profunda; validando, respetando, no enjuiciando, con compasión y comprensión nos recibimos desde el Amor, permitiendo la experiencia del ahora; estando presentes con todo lo que somos sin tiempo psicológico. Re-conocer la Presencia (estado natural desde la concepción), es un camino a veces recto, otras errático y con distracciones; a veces claro y luminoso, otras oscuro y confuso. Alcanzar este re-conocimiento, aunque sea de modo efímero, nos abre a nuestro Ser y nos muestra la posibilidad de recibir la vida en su totalidad.

La comprensión profunda de la vida solo se logra en Presencia.

 

 

 

 

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